Enfoque Investigativo Activista

Para ser documentadoras, las mujeres han pasado por un proceso formativo y de capacitación que va más allá de la sola técnica; incluye la comprensión sobre las formas de opresión generadoras de violencia contra las mujeres; el análisis crítico sobre las realidades políticas, económicas y sociales en los territorios para comprender las violencias desde las raíces y factores que contribuyen a que existan, se mantengan e incluso se incrementen, y primeros auxilios frente a crisis emocionales generadas al remover los dolores y cicatrices sufridos y técnicas de autocuidado para atender el impacto que genera, tanto en las victimas como en las documentadoras, tratar temas tan  traumáticos como las violencias sufridas contra sus cuerpos, territorios y personas queridas.

La documentación ha sido un ejercicio metódico, minuciosos, de carácter pedagógico práctico para garantizar tanto el aprendizaje como la calidad de la documentación y el bienestar mismo de las documentadoras. 

Las técnicas e instrumentos de recolección de información fueron definidos, diseñados y perfeccionados mediante ejercicios colectivos pedagógicos que llevaron a decidir usar entrevistas directas y la aplicación de un instrumento con preguntas que permiten recuperar las historias de violencia desde la experiencia vivida, transcribirlas, categorizarlas y analizarlas.

Es importante reconocer que documentar casos de VBG no deja de ser un ejercicio violento en sí mismo. Recrear las experiencias violentas que han sufrido otras mujeres puede remover cicatrices y traumas de los cuales las mismas documentadoras son sobrevivientes silenciosas. De ahí la importancia del acompañamiento constante, el sentido de construcción y desarrollo colectivo de la documentación y la conciencia política que las documentadoras –y hasta cierto punto las mismas documentadas- alcanzan al poder analizar y comprender las profundas raíces y causales reales de la violencia basada en género.